Estudio de danza Nuria y Raquel

Estudio de danza Nuria y Raquel

Nuevamente, el estudio de danza de Nuria y Raquel, junto con las niñas y jóvenes del valle de Ayala, han contribuido a recaudar una buena cantidad de dinero para apoyar a los niños y niñas afectados por el síndrome de Sanfilippo. El cariño, la empatía y la cercanía que demuestran estas jóvenes, hace que año tras año, volvamos a Amurrio llenos de emoción. Sus espectaculares bailes, coreografías, hacen que nuestra sonrisa y alegría permanezcan aun por más tiempo, volvemos con mucha energía.

Este año, una de las bailarinas, Haizea Gancedo, ha escrito un precioso cuento, lleno de simbolismos y de vínculo hacia nuestros pequeños.

Dos pases con un público animado, llenazo total. El presentador, ha cantado una bella canción, relacionada con los sueños, esos con los que nuestras familias  sueñan para un futuro próximo.

 «LAS ESTRELLAS BRILLAN»

 

Desde todos los lugares del mundo se ven las estrellas, elegantes y majestuosas. Brillan tan fuertes que aun estando lejos las sentimos cerca, muy cerca. Parece que están ordenadas y cada una ocupa su puesto, todas resplandecen por igual y los astrónomos las unen, las separan y las catalogan.

 

 

Todos conocemos las grandes y magnificas estrellas que nos protegen de la noche, hacen que nos sintamos acogidos en la oscuridad. Pero ¿habrá estrellas que necesiten ser protegidas y sentirse acompañadas? ¿Estrellas pequeñas, perdidas y con un brillo diferente?

 

 

Una niña risueña y muy observadora reparó una noche en tres estrellitas con una luz no tan intensa, no tan blanca, sino un poco rosada, más dulce. Eran tan pequeñas que nadie las conocía y los astrónomos, tan atareados mirando más a los libros que al cielo, no les daban importancia, tenían mucho que estudiar sobre los soles resplandecientes de la noche y no podían fijarse en diminutas luciérnagas.

 

 

Sin embargo la niña quedó enamorada de aquellos tres tímidos destellos que se escondían tras la oscuridad de la noche. Quiso sacarlos a brillar. Tan bonitos le parecieron que los dibujó. Dibujó tres estrellas con luz rosada, tres estrellas preciosas. Las volvió a dibujar. Pegó dibujos por todas partes y mientras el cielo estaba lleno de grandes estrellas, la tierra estaba decorada con bocetos de los tres rosados luceros.

 

 

Los dibujos llamaron la atención de la gente, que tras verlos por todos los sitios miraba después al cielo,  descubría aquellas  tres estrellas y sentía  la ternura que su brillo transmitía. Y sintiéndose miradas y admiradas decidieron brillar más. La niña estaba orgullosísima de sus rosados luceros.

 

 

Los astrónomos  dejaron los papeles para  contemplar aquellos astros que habían empezado a emitir luz con tanta intensidad, con una fuerza diferente a la de los demás. Pronto se pusieron a estudiarlos y a convertirlos en parte de la constelación. Se dieron cuenta de lo importante que eran aquellas tres estrellas. Aunque esto ya lo sabía la risueña niña que hacía tiempo que las observaba.

 

Hoy aquí hay muchas niñas y también algún niño que bailan por tres pequeñas y brillantes estrellas que iluminan con su sonrisa a quienes les rodean.

 

 

Gracias por iluminarnos con esa alegría, tenacidad e ilusión.

 

HAIZEA GANCEDO